¡Qué decepción! Tras excelentes albumes como Hot Fuss, Sam's Town y Day & Age -de los que se pueden extraer obras maestras recientes del pop rock como Mr. Brightside, Somebody Told Me, When You Were Young, Read My Mind, Bones, Spaceman, Human o The World We Live In–, la banda de Las Vegas liderada por Brandon Flowers entrega en Battle Born el que fácilmente se puede considerar el peor disco de su carrera.
Sí, hay indicios de que The Killers no ha perdido su indiscutible toque pseudo-sinfónico –como en Flesh and Bone o Runaways– o su emotivo empleo de la melodía más tradicional de los 80 –caso de Carry Me Home–.
Pero el resto del largo álbum está repleto de temas insustanciales, musical y líricamente muy por debajo de lo que Flowers y los suyos nos tiene acostumbrados: Here with Me debería haber sido una balada apoteósica, A Matter of Time y Miss Atomic Bomb se quedan a medio camino de sus aspiraciones, y Deadlines and Commitments, The Rising Tide, Heart of a Girl o From Here On Out pecan de una falta de entusiasmo creativo para un grupo que, hasta no hace mucho, bien podría ser considerado el mejor de su generación.
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