domingo, 18 de noviembre de 2012

Personajes de nuestra ciudad; un virtuoso del piano… y amante de la vida

El maestro Neira Zugasti ha hecho de su íntima relación con el piano, motivo de alegría para muchos



El personaje que hoy les presento es un hombre sumamente talentoso, originario orgullosamente de nuestra ciudad y poseedor de un don especial, el virtuosismo para interpretar la música clásica, me refiero al concertista de piano, Salvador Neira Zugasti.
El nace un 12 de diciembre de 1944 por el barrio de la calle de Ateneo, cerca a la Plaza de la Madre, ahí donde estaba el antiguo hospital de ferrocarriles, hoy archivo general de nuestro Estado.
Ser diferente pareciera que fue un sello que lo distinguiría en la evolución de su personalidad, ya que su nacimiento se da a los siete meses de gestación, su madre le contaba que ese día fue un momento especial, ya que caía una copiosa nevada en nuestra ciudad, 3 meses después su padre fallecería desafortunadamente, por lo que su madre jugó un papel fundamental en el correr de su vida.
Su infancia transcurre entre muchas travesuras y me comenta que su educación primaria fue como un juego de ping pong, ya que lo expulsaban de todas las escuelas por esa inquietud desbordada. Recuerda a un maestro a quien hizo mucho desatinar con su comportamiento, posteriormente, cuando él se convierte en pianista y aquel maestro acude a uno de sus conciertos, este lo espera a la salida para decirle que estaba arrepentido de haberlo corrido de la escuela, que realmente debió haber sido más paciente y haber comprendido que muchos de estos jóvenes traviesos, pueden tener un potencial que bien encauzado pueden convertirse en algo estimable. 
Años después ingresa al Ateneo Fuente por quien siempre ha guardado un gran cariño, el tiempo transcurre entre jugar beisbol e ir a nadar a la villa olímpica, así que para no desentonar en su desarrollo escolar, solo aprobó la materia de música que impartía el maestro Ismael Fuentes. 
Él atribuye la posibilidad de que la inquietud artística se le haya dado por que su abuelo paterno tocaba el piano, su abuela tocaba el órgano y cantaba en la iglesia, además de que su padre era un aficionado a cantar y a tocar la guitarra con gran destreza.
Fue a la edad de 13 años que entre travesuras y juegos se aficiona a la música, esto por que un vecino tocaba su piano todos los domingos e interpretaba partituras de los grandes clásicos y es ahí donde surge la magia de su encuentro, con la que el considera su más grande pasión. 
Su tío, el Dr. Mariano Narváez, fundador de la preparatoria que lleva su mismo nombre y que vivía frente a su casa, le da la oportunidad de estudiar el bachiller en esa escuela de donde era director, y es quien lo mete al carril en una forma estricta para que enderece el rumbo de su juventud.
Conociendo de sus alcances musicales, su tío lo pone a estudiar con el maestro Jesús Flores García, quien tenia un estudio arriba del antiguo Banco de Coahuila, aquel bellísimo edificio ente Juárez y Allende que comenta: “no sé a quien se le ocurrió tumbarlo”. Fue en ese lugar y con la guía del maestro Flores, que aprende a entender el verdadero sentido de su amor por la música.
Su juventud se pasa entre partituras y escuchar todo tipo de melodías desde clásicas, danzones y rock and roll y eso lo va nutriendo para convertirlo en lo que es actualmente.
Salvador se considera admirador del maestro Agustín Lara, de Aceves Mejía, de Manuel M. Ponce y de Javier Solís, de quien dice, que ya estudiando su carrera de concertista en Viena, escuchaba un programa de radio Praga de este ídolo.
Finalmente terminada la preparatoria, parte a la ciudad de México para ingresar al conservatorio, cual sería su sorpresa, que le fue negada su entrada con el argumento de que ya era demasiado grande, dice: “en ese momento se me acabó lo cohibido y le dijo al director, he viajado una distancia muy larga para que usted no me quiera escuchar, así que no regresaré sin antes saber que he tocado para usted”. Se refería a Joaquín Amparán, un hombre con una trayectoria sumamente brillante, que al ver su insistencia se convenció y logró escucharlo, al terminar su intervención, le dijo que en su clase no había cupo pero que iba a recomendarlo con el subdirector José Ordoñez, y fue así que logró incorporarse, lo demás ya es historia.
La carrera que constaba de 8 años, Salvador la termina en la mitad del tiempo con calificaciones de excelencia, lo que le permite ser seleccionado para participar en el concurso nacional de música en la especialidad de piano realizado en la Sala Chopin, donde Salvador gana el primer lugar.
Así, se hizo acreedor de una beca de ocho años, que incluía todos los gastos pagados en la Escuela Superior de Música de Viena en Austria.
Se enamora de esta hermosa ciudad y de una de sus mujeres, con quien forma una hermosa familia, que aun se mantiene unida conformada por su esposa Helga, sus tres hijos, su nuera y su nieta Lilith.
Viena es un lugar que está copado de eventos culturales todos los días del año, por lo que él vive en un ambiente extremadamente educativo.
Al terminar su diplomado le ofrecen la plaza de maestro de piano del Conservatorio de Viena, donde después de 35 años de permanecer dando clases y formando grandes músicos de todo el mundo, se retira para continuar su carrera de concertista tanto en nuestro país como en los Estados Unidos y parte de Europa.
Actualmente acaba de cumplir una serie de conciertos en nuestro estado para recaudar fondos en beneficio de la Cruz Roja Mexicana, donde se destaca que por primera vez, se haya realizado un evento de esta naturaleza, en las instalaciones del Congreso del Estado.
Para el maestro Salvador todas sus intervenciones han sido significativas, no importa ni el país ni la ciudad, si es chica o es grande, él considera que lo más importante es la gente que va a presenciar los conciertos.
Estimados amigos quiero comentarles que disfruté enormemente esta entrevista, ya que este personaje aparte de ser un brillante intérprete de esta exquisita música, tiene el gran don de contagiar su alegría de una manera diferente, botarse de risa carcajeándose de su propia vida, eso si cuando pulsa el piano, se transforma en lo qe verdaderamente es, un artista.
Comenta en sus reflexiones, que para amar este tipo de música hay que estar en contacto con ella para poder tener ese gusto, no puedes amar algo que no conoces. 
En breve
Graba en Viena un disco auspiciado por las instituciones de enseñanza superior del Estado de Coahuila, basado en la música de Manuel María Ponce Cuéllar en homenaje al 50 aniversario de su fallecimiento.
Dedica exclusivamente 4 años de su carrera artística a interpretar música de J. Sebastián Bach y posteriormente a Chopin.
Representó a México en la OEA en el evento “The Voice of America” del bicentenario de USA en Washington. 
Estrenó mundialmente una partitura de Marcel Rubin que él había escrito en 1927.

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