El compositor y productor fue clave en la transición del formato de 78 revoluciones a los discos de 33, que vieron la luz en el año 1948

Howard H. Scott comenzó a trabajar en la división de música clásica de la compañía discográfica Columbia. Un joven Scott, con 26 años, se vió envuelto en en uno de los proyectos más ambiciones de la firma norteaméricana: la creacción de un larga duración que remplazara al existente vinilo de 78.
Desde entonces, Howard H. Scott desarrolló una larga carrera como compositor y productor musical, pero siempre se declaró un incondicional de elepé. Rendido a este nuevo formato, fue una pieza esencial del engranaje que ayudó a la industria a condensar la cantidad de música incluida en un álbum, que, hasta el momento, no pasaba de ocho minutos.
En los años 60, Scott abandonó la productora para ocupar diferentes puestos ejecutivos en varios sellos y producir música clásica -proyecto con el que consiguió un Grammy-, pero en 1986 regresó a Columbia para llevar a cabo otra etapa de tránsito. El cedé llamaba a las puertas. Llegaba el sucesor delelepé.
Los 92 años de vida de Howard H. Scott le permitieron, sin embargo, asistir al renacimiento del clásico vinilo, una pieza que, para muchos, se ha convertido hoy en día en un auténtico objeto de deseo.
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