lunes, 10 de diciembre de 2012

MÚSICA | Mala leche en forma de canción Siete discos cabreados sobre un año cabreante


Como sucede con la energía, la mala leche ni se crea ni se destruye, se transforma. Este gris y afilado otoño de crisis eterna estalla en nuestras orejas a través de algunos discos en los que la ira se ha transformado en música, o bueno, en lo que parece ser música, porque algunos de sus minutos llegan a reducirse a alaridos turbulentos y una ceñuda cacofonía. Son siete discos súper cabreados sobre un mundo que cabrea; siete discos que, además, suenan fuerte (literal y figuradamente) para estar entre lo más valorados por los críticos en este feo 2012, pues en su violenta forma han logrado alcanzar extremos sonoros que pocas veces se encuentran en las grabaciones actuales.

Crystal Castles. 'III'

Alice Glass es de esas chicas que sueñan con una cerilla y un bidón de gasolina. La Lisbeth Salander del pop actual proclama en la apertura de 'III': "Yo soy la plaga/Te necesito puro, te necesito limpio". Su voz demente nos llega en 'Plague' exageradamente distorsionada, acuchillada además por una electrónica gótica en la que palpita un inquietante furor fiestero como de luces estroboscópicas. Crystal Castles, dúo canadiense no apto para pusilánimes, repite así en su tercer álbum la exitosa catarsis sonora que les ha dado fama de interesante gente chunga. En sus canciones se retrata la crisis de la sociedad del bienestar y ponen especial énfasis en la crisis moral y espiritual. Por cierto, en la portada del disco aparece manipulada la foto que le valió al fotógrafo español Samuel Aranda el World Press Photo el año pasado.

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