miércoles, 14 de noviembre de 2012

«Pagagnini», un clásico «des-concierto» en Avilés

A través del virtuosismo de cuatro grandes músicos capitaneados por el maestro Ara Malikian, «Pagagnini» cosechó anoche aplausos en el Centro Niemeyer. Los artistas repasaron algunos momentos cumbres de la música clásica fusionados con otros estilos musicales, consiguiendo así un divertido y sorprendente «des-concierto» que maravilló e hizo reír al mismo tiempo al público avilesino. 

El concierto comenzó poco después de las siete y media de la tarde en el auditorio del complejo cultural de la ría. Entonces salieron al escenario Ara Malikian, Eduardo Ortega (violín), Fernando Clemente (violín) y Gartxot Ortiz (violonchelo). Con el cuarteto de cuerda en sus puestos comenzó un concierto a todas luces lejos de lo que se entiende habitualmente por recital. «Pagagnini» es un ejemplo de maridaje de humor y música clásica, y a la inversa. 

Los artistas interpretaron temas de Vivaldi o Mozart con algo de rock y muchos gestos «garaje» sin perder el virtuosismo que les ha llevado al éxito. «Pagagnini» obtuvo el premio «Moerser Comedy Preis» 2009 en el International Comedy Arts Festival en Moers (Alemania), al Mejor Espectáculo de Ópera, Zarzuela y Comedia Musical del teatro de Rojas en Toledo y el premio al mejor espectáculo del «Fringe Festival» en Edimburgo. Y todos gracias al trabajo de Yllana, una compañía que nació en 1991 dedicada al teatro de humor gestual y que ahora ha ampliado su campo de actuación y los músicos.

Ara Malikian es, sin duda, uno de los violinistas más brillantes y expresivos de su generación. Su violín se alza como una de las voces más originales e innovadoras del panorama musical. En «Pagagnini» no sólo es coproductor sino también el encargado de la dirección musical, el responsable del frenesí musical con los también violinistas Eduardo Ortega y Fernando Clemente y el chelista Gartxot Ortiz. Los cuatro alcanzaron ayer el frenesí musical en el Centro Niemeyer, donde lograron que quienes iban a escuchar música clásica se rieran a carcajada abierta y los que iban a sonreír, escuchar música. Dos por uno. 

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