martes, 16 de octubre de 2012

Y Leonard Cohen cogió su guitarra española


La primera vez que Leonard Cohen acarició la femenina silueta de una guitarra española tenía quince años. En un parque junto a la casa de su madre observó a un guitarrista gitano. Apodado «el hispano de Montreal», Leonard se sentó junto al grupo de chicas para escucharlo. Luego, en un francés chapurreado, le pidió que le diera lecciones de guitarra: después de dos o tres sesiones aprendió una escala de acordes. Hasta que un día, el «hispano de Montreal» no se presentó a la cita. El alumno telefoneó a la pensión en la que se alojaba el maestro: le dijeron que se había suicidado.
Leonard Cohen contó esta historia por primera vez hace un año, al recibir el Príncipe de Asturias de las Letras. Nunca supo las razones que empujaron al suicidio al «hispano de Montreal», pero aquella escala de seis acordes devino para Cohen el testamento del maestro: «No quiero hablar de mí como guitarrista, porqué sé que no soy un buen guitarrista, sino sólo del tacto que tenía aquel joven gitano con el instrumento y aquella serie de acordes. Creo que he basado muchas de mis canciones en esos pequeños movimientos…».

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