martes, 2 de octubre de 2012

El auténtico Flamenco se baila y se canta en los tablaos porteños


En un sótano con techo de bovedilla y luz tenue suena el cante jondo de un gitano. Son las once de un viernes a la noche y casi no hay mesas libres en uno de los tablaos de la Ciudad, a cuadras del Obelisco. Estos lugares abren de dos a cuatro veces por semana y, con platos, decoración española y un escenario de unos 10 metros cuadrados, reúnen a los que quieren ver y escuchar el auténtico flamenco andaluz.
“La gente se asombra de la intensidad del flamenco en un momento en el que el arte se tiñe de algo light”, dice María Balmayor para explicar el éxito de Cantares , declarado sitio de Interés Cultural. En el sótano de Rivadavia 1180, en Monserrat, revive el espíritu de la queen 1901 fue la primera taberna española: allí recitó Federico García Lorca y bailó la mítica Carmen Amaya. Esta noche, un gitano, Geromo Amador, canta un martinete.

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