jueves, 20 de septiembre de 2012

XVII BIENAL DE FLAMENCO | Segundo Falcón y Paco Jarana Tanto despilfarro anula al cantaor


Cuando la Bienal anuncia como estreno un concierto flamenco para voz, guitarra y orquesta, no presenta nada nuevo. Pero si el objetivo era rendir homenaje a Agustín Lara, más le hubiera valido a la Diputación Provincial de Sevilla haber recordado al primer Hijo Predilecto de Andalucía, y no sólo por ser Hijo Predilecto de la Provincia (2010), sino porque es ahora en 2012 cuando se cumple el cincuentenario de la obtención de la Llave de Oro del Cante por parte de Antonio Mairena.
La presencia del mundo sinfónico en el flamenco está, empero, llena de gestos tóxicos y de fracasos estrepitosos. Salvo Manolo Sanlúcar, Leo Brower y muy pocos más, el fiasco se debe al desconocimiento que los clásicos tienen del flamenco y por la ignorancia de los flamencos acerca de la música pautada, de ahí que esa osadía nos lleve a remedar a Herbert von Karajan: El flamenco es saber cuándo abandonar la batuta para no molestar a la orquesta.
Los arreglos son bisoños y la orquesta pinta menos que la UGT con Franco, pues todo es un mero recital de canciones y boleros mezcladas con cantes tradicionales donde el cantaor utiliza letras del compositor mexicano para dejar al descubierto que se está quedando con los defectos de Enrique Morente, que no con los conceptos de su cante.

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